Nabokov decía sin que la única manera de deshacerse de una novela era terminarla, que si no ésta no dejaría nunca en paz al autor. Sin embargo, parece ser que su mujer, Vera, salvó una vez el manuscrito inacabado de "Lolita" de las llamas, a donde Nabokov la lanzó por no estar contento con los resultados.
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