Una de las pocas cosas que he aprendido es que el respeto a los demás es fundamental para la convivencia. Hace años leí en algún sitio que "mi libertad acaba donde empieza la de los demás", y me lo creí. El señor Fraga es ejemplo, y portavoz, del tipo de personas que es incapaz de aceptar una visión de la vida diferente a la suya propia.
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