Habríamos de diferenciar lo que es un piso o una casa de lo que es nuestro hogar. El Hogar es una prolongación de un sentir que tiene que ver cómo uno se instala en su cuerpo, de cómo se instala en la vida. El hogar a diferencia de cuatro paredes es un espacio sagrado porque en él nuestro ser se encuentra en su centro. Cuando entramos en nuestro hogar dejamos el mundo en el frontal de la puerta porque nuestro espacio es, debería serlo, inviolable. Nada ni nadie puede penetrar en él sin consentimiento. Ni siquiera la televisión que escupe noticias debería estar sin control. En nuestro hogar debe reinar nuestra esencia, nuestro colorido, nuestro eco, nuestra fragancia porque el hogar es una tercera piel, es un organismo vivo, con sus espacios interdependientes.
Arjuna Perargón
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